Por Pedro
2024-09-24
Revisado por: Laura
¿Estás pensando en comprar un coche de segunda mano? Inspecciona bien cada uno de sus elementos para evitar futuros problemas con tu compra. Sigue cada uno de nuestros consejos y asegúrate de que todo está en orden. Ya sabes, no es oro todo lo que reluce…
Una rueda nueva, aunque la montes por ti mismo, te costará como mínimo 50 euros. Por lo tanto, es importante que revises el estado de los neumáticos del coche al que le has puesto el ojo. En el caso de que no estén en buenas condiciones, ya sabes que como poco tendrás que gastarte unos 200 euros.
Lo primero es revisar el surco, si este es prácticamente imperceptible, tendrás que cambiar las ruedas. Recuerda que el surco debe ser, como mínimo, de 1,6 milímetros. También tendrás que comprobar si la zona del centro está muy desgastada, algo muy común en coches de ciudad. Por otro lado, si son los laterales los que están desgastados, es posible que las ruedas no estén bien alineadas. Por supuesto, mira con atención si los neumáticos presentan roturas o cortes, así como pinchazos.
Si se dan algunas de las situaciones anteriores, lo mejor será que cambies las ruedas. Aunque comprarlas de segunda mano puede parecer tentador, no te lo recomendamos. Si compras neumáticos de segunda mano, no tendrás ninguna garantía ni de su estado ni del kilometraje real. Esto no solo puede hacer que te acabes gastando más dinero teniendo que sustituirlas al poco tiempo, sino que también es peligroso. Según la DGT, 3 de cada 4 accidentes de tráfico han sido causados por ruedas en mal estado.
Por otro lado, también es recomendable que el vehículo cuente con una rueda de repuesto. En caso de pinchazo, siempre es muy socorrido tener una de estas a mano para poder desplazarte hasta el taller más cercano. En este sentido, las ruedas de repuesto temporales suelen ser el recurso más común, ya que hacen el apaño en situaciones de emergencia y, por otro lado, no ocupan el mismo espacio que unos neumáticos normales. Sin embargo, si el coche que tienes visto tiene mucha capacidad, lo mejor es disponer de una rueda del mismo tamaño al resto.
Cualquier problema con el sistema eléctrico de tu coche podría provocarte grandes problemas e incluso, en el peor de los casos, un accidente. El sistema eléctrico es el encargado de suministrar energía a todo el vehículo, por lo que es uno de los elementos más importantes, si no el que más.
Revisar la carrocería no solo es importante por el componente estético del vehículo. Por ejemplo, si echándole un vistazo compruebas que hay restos de óxido, puede ser porque el coche ha estado en una ciudad costera, cerca del mar. Esta corrosión podría haber afectado el coche incluso a nivel mecánico, así que ten cuidado con esto último.
Además, revisando la carrocería también podrías detectar que algunas piezas no están bien colocadas, lo que puede significar que el coche ha sufrido grandes golpes que pueden haber afectado al chasis. De este modo, revisar la carrocería es bastante importante, así que hazlo prestando atención.
Revisar el alumbrado del vehículo es una tarea vital. Las luces son las que te alumbran en situaciones de baja visibilidad, así como las que te ayudan a comunicarte con otros conductores. Por eso debes revisar el estado de las luces de cruces, las de largo alcance, las de posición, las de freno, las de emergencia o intermitentes, las direccionales y las antiniebla.
Revisar el interior del coche es una cuestión muy importante y no solo por la comodidad que pueda ofrecerte, sino también para detectar alguna posible estafa. Si ves que el interior del vehículo está demasiado desgastado para el supuesto kilometraje que ha recorrido, puede ser que el odómetro esté alterado. En este caso, ya es tu decisión seguir adelante con la compra o no hacerlo, aunque no es aconsejable.
Lo primero que debes hacer es asegurarte de que la tapicería no tiene manchas, ni quemaduras de cigarrillos o roturas. Hazlo en una zona bien iluminada para después no llevarte ninguna sorpresa. Después, comprueba los cinturones de seguridad mirando si la sujeción es correcta. Además, también puedes observar los parches de identificación de los cinturones y mirar que los números sean los mismos en todos ellos.
Por supuesto, vigila que toda la tecnología esté en buen estado, desde el sistema de navegación hasta los sensores de aparcamiento, pasando por el equipo de música. Otro factor que debes revisar es el aire acondicionado. Enciéndelo y asegúrate de que enfría correctamente y de que todas las salidas de aire funcionen. Para detectar algún fallo en el sistema de refrigeración, presta atención al olor que desprende el aire.
Respecto a los asientos, mira que estén fijos y que se puedan regular sin inconvenientes. Lo mismo ocurre con los reposacabezas, que deben moverse sin problemas. En el caso de que veas que estos o el respaldo están en muy mal estado, es posible que el coche tenga más kilómetros de los que marca. También mira que todas las piezas del salpicadero y del airbag encajen. En cuanto a esto último, si las piezas del airbag no están donde deberían, lo más probable es que el coche haya tenido un accidente previo. Por último, échale un vistazo a las alfombrillas, los plásticos de las puertas, el volante, la palanca de cambios y los mandos.
El motor es el corazón del vehículo, por lo que es de suma importancia que lo vigiles con atención. Los fallos del motor pueden ser los más caros de arreglar, así que dedícale el tiempo suficiente a este punto.
Dirígete a la parte delantera del vehículo y abre el capó. Si ves que el motor presenta mucha suciedad y corrosión, lo mejor es que te olvides de comprar ese coche. Pero, aunque tenga buen aspecto, la cosa no acaba aquí. Lo siguiente que debes hacer es comprobar el aceite extrayendo la varilla. Mira que el nivel esté entre el mínimo y el máximo indicado. También es importante que prestes atención a su aspecto. Si está muy negro o espeso, el mantenimiento del vehículo no ha sido el adecuado. Es cierto que puedes cambiar el aceite, sin embargo esto te indicará si el coche ha estado bien cuidado, algo que incide directamente en su vida útil.
Por otro lado, mira que no haya líquidos donde no debería haberlos, así como que no haya juntas hechas con goma o silicona. Si ocurre algo de lo anterior, es que el motor presenta fugas. Después, abre el tapón del motor y apunta con una linterna hacia su interior, para ver que el aceite no tenga ni un color ni una textura anormales.
Una vez hecho todo lo anterior, es el momento de comprobar las correas del motor. Asegúrate que no estén muy duras o que la flexibilidad no sea la apropiada, ya que esto te indicará que pueden romperse más pronto que tarde. Y créenos, no es algo que quieras que ocurra, ya que la correa de distribución, por ejemplo, implica un gran desembolso. Por último, aprieta los tubos de goma del propulsor y mira si están blandos. De no ser así, habrá que cambiarlos.
Empieza por el anticongelante, comprobando no solo que esté en un nivel óptimo, sino que su color sea el adecuado. Vigila también que las paredes no tengan manchas negras, lo que significa que hay problemas de humedad o corrosión.
Sigue con el líquido de frenos, cuyo depósito suele estar situado en la zona izquierda del capó, en el lado del conductor. No tendrás que abrir el depósito, ya que es traslúcido, por lo que verás con facilidad si tiene la cantidad óptima. En el caso de que el coche sea muy antiguo y el depósito sea opaco, abre el tapón e introduce una varilla para comprobar el nivel. Por último, si el líquido tiene un color marrón oscuro, significa que hay que cambiarlo.
Los frenos tienen un papel protagonista en tu seguridad y, por si fuera poco, se desgastan con relativa facilidad. Por eso es muy importante revisarlos en un vehículo de segunda mano, del cual no tienes constancia de cómo ha sido su mantenimiento.
Los coches tienen un testigo en el tablero de instrumentos que se enciende cuando los frenos necesitan una revisión. Por lo tanto, esto será lo primero que deberás comprobar. En el caso de que el coche en cuestión no cuente con esta ayuda, no te preocupes, puedes hacer la revisión manualmente.
Lo primero que debes hacer es revisar las pastillas de freno. Para ello, quítale las ruedas al vehículo y fíjate en el grosor de las pastillas. Si tienen menos de un 30% o la parte delantera es inferior a 3 milímetros, habrá que cambiarlas. Después, vigila que al frenar no escuches ningún ruido extraño o que la distancia de frenado sea la óptima. De lo contrario, es posible que los discos de freno no estén en buen estado. Para verificarlo, observa si la superficie de los discos es homogénea, así como que no tenga grietas, rajas u óxido. Por último, el grosor de estos suele estar indicado en el propio disco. Mira que el grosor actual no sea inferior al 10% del original.
El kilometraje de un vehículo de segunda mano te da una idea de cuál será su vida útil, por lo que es fundamental que lo revises para asegurarte de que estás haciendo una buena inversión.
Como te hemos dicho algo más arriba, el desgaste del coche es el primer indicador del kilometraje que ha hecho. Mira bien los pedales, los asientos y el volante. Si muestran demasiado desgaste, puede ser que el kilometraje haya sido manipulado.
Para asegurarte, solicita al vendedor el historial del vehículo, el cual se obtiene en la Dirección General de Tráfico e incluye los kilómetros registrados en las inspecciones de la ITV. Si el vendedor muestra problemas en darte esta documentación, te recomendamos que desconfíes.
Revisar la documentación del vehículo es una forma de asegurarte que todo esté en orden y de ahorrarte disgustos.
Es fundamental que hagas una prueba de conducción antes de comprar un vehículo de segunda mano, ya que es el modo más rápido de saber si el coche cumple con tus expectativas.
Consejo | Explicación |
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Frena | Si notas una vibración fuerte en los pedales o escuchas algún ruido extraño, puede que las pastillas o los discos necesiten una revisión. |
Reduce la velocidad | Si notas que la carrocería tiembla a bajas velocidades, esto puede ocasionar irregularidades en la dirección y la suspensión del vehículo. |
Haz un giro brusco | A baja velocidad, haz un giro brusco y presta atención a la presencia de ruidos o temblores. |
Gira el volante de tope a tope | Si escuchas algún ruido, es posible que haya alguna pérdida de líquido hidráulico o que la bomba de dirección no funcione correctamente. |
Pisa el embrague y suéltalo despacio | Si al pisarlo lo notas muy duro, significa que el embrague está muy desgastado. |
Suelta el volante | En una línea recta, suelta el volante y comprueba que el coche no se vaya hacia los lados. De ser así, puede haber un problema con la dirección o con la alineación de las ruedas. |
¡Y listo! Como has visto, la revisión exhaustiva de un coche de segunda mano es algo que puedes hacer por ti mismo. Es cierto que conlleva algo de tiempo, pero es fundamental para asegurarte de que estás haciendo una buena inversión.
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