Un vehículo de segunda mano es todo aquel que haya tenido uno o varios propietarios anteriores a su adquisición, pudiendo ser estos tanto particulares como concesionarios, talleres o cualquier tipo de empresa autorizada.
A diferencia de un vehículo de ocasión, los vehículos de segunda mano pueden haber tenido un número indefinido de propietarios. Además, no existe un límite máximo de kilómetros para que un coche entre dentro de esta categoría.
La principal ventaja de estos vehículos es que su precio de venta es significativamente menor que el de un vehículo nuevo de la misma marca y modelo, ya que el coche ha sufrido una depreciación. Sin embargo, como es de esperar, al no tratarse de un vehículo nuevo, la personalización del mismo se ve muy limitada y, dependiendo de cómo haya sido su uso, puede durar menos tiempo que un coche a estrenar.
En cuanto a las garantías en los vehículos de segunda mano, si la compra se realiza en un concesionario o empresa autorizada, la garantía legal es de 3 años. No obstante, la ley permite pactar una garantía inferior, pero mínima de 1 año. En el caso de que la compra sea a un particular, si tras el momento de la transacción se apreciaran vicios ocultos, podrás exigirle al vendedor la subsanación de los mismos en un plazo máximo de seis meses.
La diferencia entre un coche usado y uno usado certificado es que este último ha sido inspeccionado a través de una revisión exhaustiva por el fabricante o concesionario, por lo que conlleva una garantía extendida.
Deberás revisar tanto la documentación como el estado físico del coche. Es importante que te cerciores de que el vehículo ha pasado la ITV y que todos los papeles estén en regla. Además, siempre es recomendable realizar una prueba de conducción y, a ser posible, pedir una revisión en un taller de confianza. En este artículo tratamos el tema con mayor profundidad.
Al comprar un vehículo de segunda mano te expones al riesgo de que el coche cuente con averías ocultas o, incluso, que haya sufrido algún accidente del que no tengas constancia. También puede pasar que el kilometraje se haya manipulado o que existan cargas pendientes.
Por todo lo anterior, siempre será más seguro comprar un vehículo de segunda mano a un concesionario, ya que cuentas con una garantía legal y un respaldo mayor en caso de problemas, a diferencia de lo que ocurre al comprar a un particular.
Más allá de que el estado del coche pueda darnos alguna sospecha, es importante solicitar el informe del historial del vehículo a la DGT, en el cual aparecerá si el vehículo ha sufrido algún accidente o siniestro relevante.
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